viernes, 30 de noviembre de 2012

Termas. Turismo. Volcanes. Agua. Reservas naturales. ¡Delicado equilibrio!


Es común por estos días ver artículos que hablan del uso, o en términos precisos, de la explotación de fuentes termales con un objetivo turístico. En un contexto desprevenido suena innovador y hasta viable ante el potencial turístico que departamentos hermanos están explotando, donde Caldas por temas de gestión esta en deuda, por lo que las termas pueden ser la clave; suena razonable.
De la misma forma artículos preocupantes salen de manera repetida, teniendo como centro la actividad sísmica del cerro-Volcán Machín. Lo que no terminamos de entender (por que no se referencia) es que todos estos acontecimientos tienen en común El Parque Nacional de los Nevados con sus áreas intangibles, de amortiguamiento o sus perímetros de influencia, que si bien están en departamentos diferentes (Tolima, Quindío, Caldas, Risaralda, sin tener en cuentas los corredores biológicos),  la ley los agrupa con un único plan de manejo, entendiendo de manera anticipada el valor estratégico de este territorio para la nación y Sur America en una visión mas amplia, al hacer parte de los Andes.
Para nadie es un secreto que lo que esta en juego en materia de recursos naturales es incalculable para el futuro del país. Los nacimientos de agua que por fenómeno de escorrentías generan los hilos, las quebradas y ríos de los que finalmente tomamos el elemento para proveer nuestros acueductos, generar electricidad y regar cultivos, los corredores biológicos presentes que mantienen el flujo migratorio de cientos de especies, la actividad sísmica presente que nos permite tener un laboratorio único, que forma geólogos de renombre internacional en ámbitos académicos, que a su vez nos advierten los riesgos que corremos si no entendemos los ciclos naturales de la actividad y como tomar correctivos (algunas catástrofes hubiéramos evitado).
La ciencia mostró hace algunos años que en la naturaleza todo esta relacionado y en equilibrio. Esta figura se defino como ecosistema y el concepto ha evolucionado.
Cada día entendemos mejor esto y las ecorregiones como modelos de ordenamiento territorial es una muestra.
Las particularidades de estos lugares hacen que el uso se deba hacer de manera cuidadosa, y si bien, el plan de manejo contempla elementos regulatorios importantes, sabemos que los cambios ambiéntales negativos hacen que dichas normas se queden poco operativas rápidamente, requiriendo un constante seguimiento y adaptación para proteger el territorio.
Con este Antecedente, cabe preguntarnos: ¿los proyectos turísticos ubicados en las termas, están dispuestos a invertir en una infraestructura para no impactar negativamente el lugar? (Energía solar, filtración de aguas servidas o tratamientos con bacterias, materiales y tecnologías constructivas apropiadas, entre las mas importantes) o ¿el modelo es de baja inversión con máximo retorno bajo el esquema de alquiler o concesión de tierras, donde el futuro de estas no importa?¿Serán reinvertidos los recursos en el mantenimiento y recuperación de los suelos afectados por el uso turístico? ¿Se educara al turista antes de su llegada a territorios tan frágiles?
Aunque se tratara de hacer, es tan poco el margen de error que tenemos que lo razonable seria no apostar el lugar del cual más dependemos por los recursos naturales presentes que son prioritarios para la supervivencia, además es el que más daño, por sus características, nos puede hacer si no lo respetamos.
Si fuera el único lugar con potencial pensaría de manera más flexible y sola alertaría sobre la necesidad de control y regulación. Pero teniendo tantos lugares con experiencias exitosas de turismo arriesgar uno de los más valiosos suena poco convincente.

Arq. Gustavo Arteaga Botero.
2010

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