sábado, 8 de marzo de 2014

Agencia de Noticias Universidad Nacional de Colombia. Manizales, Nov. 21 de 2013.



Manizales, nov. 21 de 2013. 
Agencia de Noticias UN.
http://www.mineducacion.gov.co/cvn/1665/w3-article-335429.html  



El arquitecto tiene la responsabilidad de pensar nuevas formas de intervenir la ciudad desde una lógica distinta al paternalismo que se enseña en la academia y que tiende a limitar las posibilidades en la oferta pública.



Acorde con las tendencias en desarrollo urbano, se deben fortalecer los estudios sociales en la formación del arquitecto, para minimizar las deformaciones conceptuales generadas desde otras disciplinas. 

La ciudad, como construcción colectiva, nos propone hoy el seguimiento y evaluación de las infraestructuras urbanas, ya que por los procesos de deterioro, crecimiento o consolidación es un tema que tiende a profundizarse, debido a que las grandes y medianas poblaciones ya están conformadas, y en los próximos cien años lo que continúa es un proceso de densificación o compactación. 

“En esta dinámica las grandes obras se enfocan en movilidad, espacio público, servicios, equipamiento colectivo en educación, deporte y salud, tal como sucede ya en las grandes capitales, donde llevan cerca de 15 años apostándole a las infraestructuras públicas, y el desarrollo urbano (vivienda y comercio, entre otros) lo dejan a los entes privados debidamente regulados”, indicó Gustavo Arteaga Botero, docente de la Sede Manizales. 

En este aspecto, el arquitecto tiene la responsabilidad de pensar nuevas formas de intervenir la ciudad desde una lógica distinta al paternalismo que se viene enseñando en la academia, la cual tiende a que los profesionales limiten su quehacer a la oferta pública a través de concursos para sus proyectos de ciudad. 

“Contrario a ello, se plantea no satanizar y proyectar alternativas de negocio que se puedan proponer a la administración local para intervenir la ciudad, donde se privilegie la ganancia de la infraestructura colectiva para traer lo bueno de las lógicas comerciales a las de la arquitectura”, manifestó Arteaga Botero. 

En este sentido, se observa que los arquitectos no están formados para pensar en términos de mercado y dejan esos espacios abiertos a otras áreas del conocimiento. Allí surge la preocupación para que quienes se ocupan de esas tareas aborden los proyectos desde intereses particulares y no colectivos asociados a un desarrollo sin escrúpulos ni soporte ético, para evitar que se presenten hechos como el desplome del edificio Space en Medellín. 

“No hay un freno social a esta situación, porque la misma demanda implica que hay un comprador no formado que va contra el sentido común, lo cual es aprovechado por gremios muy hábiles cuando presionan al sector público para que les permitan construir en zonas de riesgo, situación que se viene presentando desde hace cerca de 15 años, siendo muy eficientes en generar falsas expectativas de desarrollo urbano”, expresó el profesor Arteaga. 

Por tanto, al pensar desde una lógica comercial en arquitectura se busca llenar el vacío que se ha dejado en esta profesión. De esta manera se abre un gran espacio a la especulación por la falta de responsabilidad y experticia en materia de otras disciplinas que han empezado a operar en este sector y no manejan una dinámica urbana del territorio, esencial en este tema y que genera las consecuencias ya mencionadas.

(Por:Fin/AMEJ/CAPG/LADC)

N° 647

No hay comentarios:

Publicar un comentario